FICHA TÉCNICA
Título
original: Gran Torino
Año:
2008
Duración:
119 min.
País:
EEUU
Director:
Clint Eastwood
Guión: Nick Schenk (Historia: Nick Schenk, Dave Johannson)
Música: Kyle Eastwood, Michael Stevens
Fotografía: Tom Stern
Reparto: Clint Eastwood, Christopher Carley, Bee Vang, Ahney
Her, John Carroll Lynch, Cory Hardrict, Brian Haley, Geraldine Hughes, Dreama
Walker, Brian Howe, Doua Moua, Sarah Neubauer, Chee Thao
Productora: Warner Bros. Pictures / Village Roadshow Pictures / Malpaso
Productions / Double Nickel Entertainment
Género:
Drama
VIDA Y MUERTE EN PANTALLA GRANDE
Clint Eastwood ha conseguido firmar con Gran
Torino una nueva obra maestra que se añade a la ya vasta colección de
películas en las que ha participado tanto como actor como director. El film es
una reflexión sobre la vida y la muerte, y es que a sus ya 80 años Clint
Eastwood posee la suficiente experiencia como para tratar estos temas.
Comienza la película con el funeral de la mujer de Walt, el protagonista de
la película interpretado por Eastwood. Desde un primer momento la presencia de
la muerte invade la pantalla, pero también resulta importante la presencia de
la vida. Y es que mientras en la casa del protagonista están de luto, en la de
sus vecinos (una familia de inmigrantes asiáticos), se ha producido un
nacimiento y lo están celebrando. Esta contraposición entre vida y muerte
podría interpretarse como un renacer del propio protagonista, cuya forma de
pensar evolucionará de forma notable a lo largo de la película. Y es que
gracias a los vecinos, personas que hasta entonces odiaba, Walt se transformará
en una nueva persona. La película termina como empieza, con un funeral, esta
vez el del propio Walt. La muerte hace acto de presencia pero no de forma
traumática. El público lo que siente es compasión y respeto por el protagonista
llegando incluso a aprobar su muerte, vista por el espectador como un acto
heroico digno de admiración.
LA ENTRADA DEFINITIVA DE CLINT
EASTWOOD EN EL OLIMPO DE LOS DIRECTORES
Clint Eastwood ha sido capaz de dirigir su película más taquillera a la
edad de 78 años. Y es que Eastwood está viviendo una época dorada en su
madurez, dirigiendo algunas de sus mejores obras. Desde que Eastwood ha pasado
la barrera de los 70 años sus películas han ido “oscureciéndose”, centrando la
temática de sus films en hombres cuyos traumas del pasado e incertidumbres del
futuro les impiden vivir con tranquilidad el presente. Esto sucede por ejemplo
en Mystic River (2003), probablemente
su película más seria y la que parecía que iba a suponer la cumbre de su
carrera. Pero con Million Dollar Baby (2004)
consiguió superarse a sí mismo, y más tarde, con Gran Torino (2008) alcanzó el verdadero culmen de su carrera, su
película más taquillera. Otra película del director con la que debe ser
comparada Gran Torino es El Intercambio, ya que fueron estrenadas
el mismo año. La diferencia entre
ambas estriba en que Gran Torino es
una película sencilla mientras que El
Intercambio puede considerarse como una superproducción hollywoodiense,
aunque paradójicamente el resultado logrado por la primera es superior (sin
desmerecer El Intercambio, sin duda
otra muy buena obra del prolífico director estadounidense). Además, en todas
estas películas está muy presente el tema de la ausencia y la muerte (la hija
que fallece en Mystic River, la
ausencia del hijo en El Intercambio,
o las pérdidas provocadas por la guerra en Banderas
de nuestros padres y Cartas desde Iwo
Jima, ambas del año 2006). Podríamos hacer una última comparación entre
esta película y otra dirigida por el mismo director en 1992: Sin Perdón, film que le reportó 4
Óscars, entre ellos el de mejor película y mejor director. Ambas películas
terminan con un tiroteo del protagonista (encarnado en ambos casos por el
propio Eastwood) contra al menos una decena de rivales. Si bien en Sin Perdón conseguía acabar con todos y
salir airoso, en Gran Torino sucede
todo lo contrario: Eastwood es acribillado ya que ni siquiera iba armado. Esta
última supone una muerte heroica, épica, trascendental.
Como curiosidad cabe destacar que Clint Eastwood ha incumplido por enésima
vez la promesa de no volver a aparecer delante de las cámaras que realizó en el
año 1992 con motivo del estreno de Sin Perdón.
Esto hace que cada papel y cada película que dirija nos parezca la última, y
quizá por ello la veamos con mayor entusiasmo si cabe.
En Gran Torino la única estrella que
aparece es el propio Eastwood, ya que el resto del reparto está compuesto por
actores menores. Un ejemplo es el coprotagonista, Thao, que interpreta el actor
hasta entonces desconocido Bee Vang. A pesar del éxito de Gran Torino, Vang no ha
vuelto a participar en ningún otro proyecto cinematográfico.
En cuanto al equipo, merecen mención especial el guionista Nick Schenk, que
a pesar de su corta trayectoria ha conseguido escribir un guión excepcional que
da pie a que la película sea un éxito, y el director de fotografía Tom Stern,
que consigue dotar a Gran Torino de
una iluminación y atmósfera particular, muy cuidada. Tom Stern ha trabajado
además en muchas otras películas de Eastwood tales como las ya mencionadas Mystic River, Million
Dollar Baby, Banderas de nuestros padres, Cartas desde Iwo Jima, y otras
como Invictus (2009). Otros colaboradores
que llevan ya muchos años trabajando con Eastwood son la diseñadora de
vestuario Deborah Hopper, el editor Joel Cox, el diseñador de producción James
J. Murakami y el productor Rob Lorenz. Y es que el propio Eastwood ha preferido
siempre rodearse de un equipo de confianza. Como él mismo señala: “sé cómo
trabajan, saben cómo trabajo, así que no hay mucho que explicar”.
WALT KOWALSKI: HISTORIA DE UNA
TRANSFORMACIÓN
Gran Torino es la historia de Walt Kowalski, veterano de la guerra de Corea y jubilado
del sector automovilístico que ve como la única persona a la que amaba, su
esposa, fallece. No siente casi ningún cariño por sus propios hijos o nietos, a
los que ve como seres lejanos que no saben dar más que decepciones. Walt posee
un carácter muy fuerte e inflexible. Por eso es el último “blanco” viviendo en su
barrio a pesar de la conversión del vecindario en un gueto de inmigrantes. Odia
a su familia, odia a sus vecinos (pertenecientes a la etnia hmong), y en
general odia a todo excepto a su mascota, un perro labrador, y a su coche, un Gran Torino del 72. Este modelo de
coche, que da título al film, es a su vez un McGuffin al permitir introducir
temas como la contraposición entre lo antiguo y lo moderno, lo americano y lo
extranjero, y sobre todo, al permitir avanzar la trama siendo el nexo de unión
en su amistad con el vecino Thao.
La historia da un giro cuando su vecino Thao, víctima de un rito iniciático
de una banda de asiáticos, decide intentar robar el Gran Torino de Walt. Este es el punto de inflexión que hace que el
protagonista comience a cambiar. Días después, en una disputa entre la familia
vecina y la banda callejera, varios asiáticos acaban peleándose en su propio
jardín, por lo que decide tomar cartas en el asunto y expulsar a la banda de
allí. A partir de entonces Walt se convierte en todo un héroe para la comunidad
asiática, y la madre de Thao, a modo de agradecimiento, decide poner a su hijo
al servicio de Walt, lo que será el inicio de una amistad tanto con él como con
la hermana de éste, Sue. Kowalski va abriendo poco a poco su mente y dándose
cuenta de los problemas que afectan a sus vecinos, acosados por una banda
callejera. Cuando un día Sue llega a casa tras haber sido golpeada y violada,
Walt decide pasar a la acción. Se presenta en la casa en que vive la banda y en
un acto heroico muere por librar a la familia del vandalismo callejero.
Por tanto, como ya mencionamos en un principio, es una película que trata
con maestría el tema de la vida y la muerte. Es curiosa la metáfora del
nacimiento en casa de los vecinos como un renacimiento para el propio Walt, que
vivirá una transformación importante ya en los últimos años de su vida. La
muerte en las películas de Eastwood siempre trae consigo una transformación, un
cambio. En este caso la muerte de su esposa reaviva en Walt el recuerdo
traumático del pasado e introduce miedo, sombras e incertidumbre en torno a su
futuro.
En segundo lugar es importante el tema de la familia, de cómo a veces seres
desconocidos pueden llegar a ser más cercanos que nuestros propios familiares.
Tras la muerte de su esposa Walt se siente solo y desamparado ya que no mantiene
una relación de afecto con sus hijos. Pero al comenzar una nueva amistad con
Thao y Sue encuentra en ellos a su verdadera familia. Es por eso que al final
de la película, tras leer el testamento de Walt, descubrimos que Thao es el
heredero del Gran Torino, con la consiguiente
decepción de la nieta de Walt (que sólo prestaba atención a su abuelo con la
esperanza de ser la futura dueña del coche).
Otro tema interesante es el del racismo. Walt es una persona racista,
ultraconservadora, de ideales firmes e inquebrantables, intolerante y
cascarrabias. No acepta que su vecindario haya sido invadido por los
inmigrantes asiáticos, a los que desprecia. Este racismo se desprende por
ejemplo en el rechazo que Walt siente hacia los coches japoneses, según él inferiores a los americanos (recordemos que Walt es un antiguo trabajador de la
industria automovilística), o en lo poco que le agrada que su nueva doctora sea
asiática (extrañando al viejo Dr. Feldman). Además es el prototipo de hombre
americano: su bandera siempre aparece inmaculada en el porche de su casa, ha
combatido en la Guerra de Corea al servicio de su país, y sus pasiones son la
cerveza, el béisbol y los coches. Por tanto, la gran América y el prototipo de
hombre americano se ven reducidos a un viejo jubilado que bebe cerveza en el
porche de su casa. La película parece reflejar cierta nostalgia por la gran
potencia que fue el país tiempo atrás (ahora amenazado por el gigante asiático).
La férrea mentalidad de Walt (para el que todo lo que no sea americano es el
enemigo) irá transformándose poco a poco al conocer otras formas de vida e
interactuar con sus vecinos. Esta transformación sirve también de liberación
para el propio protagonista, que ha vivido toda su vida con la carga de los
actos que perpetró en Corea, guerra en la que asesinó a varios hombres. Esta culpa reprimida es la que ha marcado el
carácter de Walt, y son los fantasmas de la guerra los que le han atormentado a
lo largo de toda su vida. Pero el presente de Walt está representado por Thao,
y es lo que le permite olvidar dichos fantasmas del pasado y avanzar hacia un
futuro que ahora parece más esperanzador. Gracias a su amistad con Thao, Walt
es absuelto en parte de sus crímenes del pasado.
Otro tema importante tratado en la película es el de la religión. De hecho
la película comienza en una iglesia católica. Pero Kowalski no es un personaje
creyente, de hecho afirma que solamente asistía a la iglesia para satisfacer a
su difunta esposa. Las contestaciones que da al cura, el padre Janovich, no
dejan lugar a dudas: Walt no cree ni en la Iglesia, ni en curas ni en
confesiones. El mensaje es claro: la Iglesia no puede ofrecer la salvación.
Otros temas tratados en la película son la
naturaleza del ser humano, la decadencia de la sociedad actual o la vejez.
SÉPTIMO ARTE EN ESTADO PURO
La sencillez es la base sobre la que se asienta Gran Torino. Es una película simple pero que consigue un resultado
asombroso. En primer lugar, el guión a pesar de haber sido escrito de forma
independiente por Nick Schenk se adapta perfectamente a la figura de Eastwood,
como si hubiera sido creado específicamente para él. Por su parte, entre el
equipo cabe destacar especialmente el trabajo de puesta en escena y fotografía
llevado a cabo por Tom Stern. Los colores fríos y los escenarios oscuros nos
trasladan al mundo en que vive Walt: un mundo dramático y gris donde el pasado
acecha e impide disfrutar del presente. Estos escenarios iban a ser rodados en
un principio en un barrio a las afueras de Minneapolis, pero finalmente se
decidió que las localizaciones debían ser en Detroit, Michigan, ya que es
conocida como la “ciudad del motor” y por su estado actual de decadencia. La
historia se desarrolla en el vecindario Highland Park, un lugar real que solía
ser habitado por familias dedicadas a la industria automovilística, lo que
contribuye a que el realismo de las localizaciones sea extremo. Además en la película
participaron asesores hmong, encargados del diseño general y del vestuario de
los personajes pertenecientes a dicha etnia. Esto permitió aportar un toque
único y personal al proyecto.
En cuanto a las interpretaciones, son destacables principalmente la del
propio Eastwood en su papel de eterno tipo duro, y la de Bee Vang (Thao). Otras
actuaciones notables son la de Christopher Carley (Padre Janovich) y John
Carroll Lynch (el barbero de Walt), que tiene un papel corto pero muy
importante a la hora de educar y adaptar a Thao a las costumbres americanas.
Los personajes que ha interpretado Eastwood a lo largo de los años han
creado un mito del cine: el del personaje duro y solitario que busca el bien y
se enfrenta sin miedo a su adversario, la representación del mal. Este
personaje aparece de nuevo en Gran Torino:
Walt Kowalski es un tipo duro, regio, sobrio y férreo, muy conservador y de
ideas firmes.
La banda sonora es por lo general oscura y sombría, e incluye algunos temas
de rap hmong y latino como forma de integrar a los personajes que habitan el
barrio en la historia.
GRAN TORINO: HISTORIA DE UNA SALVACIÓN
Gran Torino es la historia de la salvación de Walt Kowalski. Gracias a la
transformación vivida por el protagonista el pasado deja de ser un tormento.
Walt pasa de viejo malhumorado a héroe, de cascarrabias a ídolo. Los diálogos nos
clavan a la butaca, el ambiente de la película nos envuelve al máximo y el
final inesperado provoca un torbellino de sensaciones en nuestra mente.
En definitiva, Gran Torino supone
una joya más en el cine de Clint Eastwood, otra vuelta de tuerca a todo lo
hecho anteriormente por el director y un nuevo triunfo para el cine
norteamericano.
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