viernes, 24 de mayo de 2013

GRAN TORINO

FICHA TÉCNICA

Título original: Gran Torino
Año: 2008
Duración: 119 min.
País: EEUU
Director: Clint Eastwood
Guión: Nick Schenk (Historia: Nick Schenk, Dave Johannson)
Música: Kyle Eastwood, Michael Stevens
Fotografía: Tom Stern
Reparto: Clint Eastwood, Christopher Carley, Bee Vang, Ahney Her, John Carroll Lynch, Cory Hardrict, Brian Haley, Geraldine Hughes, Dreama Walker, Brian Howe, Doua Moua, Sarah Neubauer, Chee Thao
Productora: Warner Bros. Pictures / Village Roadshow Pictures / Malpaso Productions / Double Nickel Entertainment
Género: Drama                                  



VIDA Y MUERTE EN PANTALLA GRANDE

Clint Eastwood ha conseguido firmar con Gran Torino una nueva obra maestra que se añade a la ya vasta colección de películas en las que ha participado tanto como actor como director. El film es una reflexión sobre la vida y la muerte, y es que a sus ya 80 años Clint Eastwood posee la suficiente experiencia como para tratar estos temas.

Comienza la película con el funeral de la mujer de Walt, el protagonista de la película interpretado por Eastwood. Desde un primer momento la presencia de la muerte invade la pantalla, pero también resulta importante la presencia de la vida. Y es que mientras en la casa del protagonista están de luto, en la de sus vecinos (una familia de inmigrantes asiáticos), se ha producido un nacimiento y lo están celebrando. Esta contraposición entre vida y muerte podría interpretarse como un renacer del propio protagonista, cuya forma de pensar evolucionará de forma notable a lo largo de la película. Y es que gracias a los vecinos, personas que hasta entonces odiaba, Walt se transformará en una nueva persona. La película termina como empieza, con un funeral, esta vez el del propio Walt. La muerte hace acto de presencia pero no de forma traumática. El público lo que siente es compasión y respeto por el protagonista llegando incluso a aprobar su muerte, vista por el espectador como un acto heroico digno de admiración.

LA ENTRADA DEFINITIVA DE CLINT EASTWOOD EN EL OLIMPO DE LOS DIRECTORES

Clint Eastwood ha sido capaz de dirigir su película más taquillera a la edad de 78 años. Y es que Eastwood está viviendo una época dorada en su madurez, dirigiendo algunas de sus mejores obras. Desde que Eastwood ha pasado la barrera de los 70 años sus películas han ido “oscureciéndose”, centrando la temática de sus films en hombres cuyos traumas del pasado e incertidumbres del futuro les impiden vivir con tranquilidad el presente. Esto sucede por ejemplo en Mystic River (2003), probablemente su película más seria y la que parecía que iba a suponer la cumbre de su carrera. Pero con Million Dollar Baby (2004) consiguió superarse a sí mismo, y más tarde, con Gran Torino (2008) alcanzó el verdadero culmen de su carrera, su película más taquillera. Otra película del director con la que debe ser comparada Gran Torino es El Intercambio, ya que fueron estrenadas el mismo año. La diferencia entre ambas estriba en que Gran Torino es una película sencilla mientras que El Intercambio puede considerarse como una superproducción hollywoodiense, aunque paradójicamente el resultado logrado por la primera es superior (sin desmerecer El Intercambio, sin duda otra muy buena obra del prolífico director estadounidense). Además, en todas estas películas está muy presente el tema de la ausencia y la muerte (la hija que fallece en Mystic River, la ausencia del hijo en El Intercambio, o las pérdidas provocadas por la guerra en Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima, ambas del año 2006). Podríamos hacer una última comparación entre esta película y otra dirigida por el mismo director en 1992: Sin Perdón, film que le reportó 4 Óscars, entre ellos el de mejor película y mejor director. Ambas películas terminan con un tiroteo del protagonista (encarnado en ambos casos por el propio Eastwood) contra al menos una decena de rivales. Si bien en Sin Perdón conseguía acabar con todos y salir airoso, en Gran Torino sucede todo lo contrario: Eastwood es acribillado ya que ni siquiera iba armado. Esta última supone una muerte heroica, épica, trascendental.  

Como curiosidad cabe destacar que Clint Eastwood ha incumplido por enésima vez la promesa de no volver a aparecer delante de las cámaras que realizó en el año 1992 con motivo del estreno de Sin Perdón. Esto hace que cada papel y cada película que dirija nos parezca la última, y quizá por ello la veamos con mayor entusiasmo si cabe.

En Gran Torino la única estrella que aparece es el propio Eastwood, ya que el resto del reparto está compuesto por actores menores. Un ejemplo es el coprotagonista, Thao, que interpreta el actor hasta entonces desconocido Bee Vang. A pesar del éxito de Gran Torino, Vang no ha vuelto a participar en ningún otro proyecto cinematográfico.

En cuanto al equipo, merecen mención especial el guionista Nick Schenk, que a pesar de su corta trayectoria ha conseguido escribir un guión excepcional que da pie a que la película sea un éxito, y el director de fotografía Tom Stern, que consigue dotar a Gran Torino de una iluminación y atmósfera particular, muy cuidada. Tom Stern ha trabajado además en muchas otras películas de Eastwood tales como las ya mencionadas Mystic River,  Million Dollar Baby, Banderas de nuestros padres, Cartas desde Iwo Jima, y otras como Invictus (2009). Otros colaboradores que llevan ya muchos años trabajando con Eastwood son la diseñadora de vestuario Deborah Hopper, el editor Joel Cox, el diseñador de producción James J. Murakami y el productor Rob Lorenz. Y es que el propio Eastwood ha preferido siempre rodearse de un equipo de confianza. Como él mismo señala: “sé cómo trabajan, saben cómo trabajo, así que no hay mucho que explicar”.



WALT KOWALSKI: HISTORIA DE UNA TRANSFORMACIÓN

Gran Torino es la historia de Walt Kowalski, veterano de la guerra de Corea y jubilado del sector automovilístico que ve como la única persona a la que amaba, su esposa, fallece. No siente casi ningún cariño por sus propios hijos o nietos, a los que ve como seres lejanos que no saben dar más que decepciones. Walt posee un carácter muy fuerte e inflexible. Por eso es el último “blanco” viviendo en su barrio a pesar de la conversión del vecindario en un gueto de inmigrantes. Odia a su familia, odia a sus vecinos (pertenecientes a la etnia hmong), y en general odia a todo excepto a su mascota, un perro labrador, y a su coche, un Gran Torino del 72. Este modelo de coche, que da título al film, es a su vez un McGuffin al permitir introducir temas como la contraposición entre lo antiguo y lo moderno, lo americano y lo extranjero, y sobre todo, al permitir avanzar la trama siendo el nexo de unión en su amistad con el vecino Thao.

La historia da un giro cuando su vecino Thao, víctima de un rito iniciático de una banda de asiáticos, decide intentar robar el Gran Torino de Walt. Este es el punto de inflexión que hace que el protagonista comience a cambiar. Días después, en una disputa entre la familia vecina y la banda callejera, varios asiáticos acaban peleándose en su propio jardín, por lo que decide tomar cartas en el asunto y expulsar a la banda de allí. A partir de entonces Walt se convierte en todo un héroe para la comunidad asiática, y la madre de Thao, a modo de agradecimiento, decide poner a su hijo al servicio de Walt, lo que será el inicio de una amistad tanto con él como con la hermana de éste, Sue. Kowalski va abriendo poco a poco su mente y dándose cuenta de los problemas que afectan a sus vecinos, acosados por una banda callejera. Cuando un día Sue llega a casa tras haber sido golpeada y violada, Walt decide pasar a la acción. Se presenta en la casa en que vive la banda y en un acto heroico muere por librar a la familia del vandalismo callejero.

Por tanto, como ya mencionamos en un principio, es una película que trata con maestría el tema de la vida y la muerte. Es curiosa la metáfora del nacimiento en casa de los vecinos como un renacimiento para el propio Walt, que vivirá una transformación importante ya en los últimos años de su vida. La muerte en las películas de Eastwood siempre trae consigo una transformación, un cambio. En este caso la muerte de su esposa reaviva en Walt el recuerdo traumático del pasado e introduce miedo, sombras e incertidumbre en torno a su futuro.

En segundo lugar es importante el tema de la familia, de cómo a veces seres desconocidos pueden llegar a ser más cercanos que nuestros propios familiares. Tras la muerte de su esposa Walt se siente solo y desamparado ya que no mantiene una relación de afecto con sus hijos. Pero al comenzar una nueva amistad con Thao y Sue encuentra en ellos a su verdadera familia. Es por eso que al final de la película, tras leer el testamento de Walt, descubrimos que Thao es el heredero del Gran Torino, con la consiguiente decepción de la nieta de Walt (que sólo prestaba atención a su abuelo con la esperanza de ser la futura dueña del coche).



Otro tema interesante es el del racismo. Walt es una persona racista, ultraconservadora, de ideales firmes e inquebrantables, intolerante y cascarrabias. No acepta que su vecindario haya sido invadido por los inmigrantes asiáticos, a los que desprecia. Este racismo se desprende por ejemplo en el rechazo que Walt siente hacia los coches japoneses, según él inferiores a los americanos (recordemos que Walt es un antiguo trabajador de la industria automovilística), o en lo poco que le agrada que su nueva doctora sea asiática (extrañando al viejo Dr. Feldman). Además es el prototipo de hombre americano: su bandera siempre aparece inmaculada en el porche de su casa, ha combatido en la Guerra de Corea al servicio de su país, y sus pasiones son la cerveza, el béisbol y los coches. Por tanto, la gran América y el prototipo de hombre americano se ven reducidos a un viejo jubilado que bebe cerveza en el porche de su casa. La película parece reflejar cierta nostalgia por la gran potencia que fue el país tiempo atrás (ahora amenazado por el gigante asiático). La férrea mentalidad de Walt (para el que todo lo que no sea americano es el enemigo) irá transformándose poco a poco al conocer otras formas de vida e interactuar con sus vecinos. Esta transformación sirve también de liberación para el propio protagonista, que ha vivido toda su vida con la carga de los actos que perpetró en Corea, guerra en la que asesinó a varios hombres.  Esta culpa reprimida es la que ha marcado el carácter de Walt, y son los fantasmas de la guerra los que le han atormentado a lo largo de toda su vida. Pero el presente de Walt está representado por Thao, y es lo que le permite olvidar dichos fantasmas del pasado y avanzar hacia un futuro que ahora parece más esperanzador. Gracias a su amistad con Thao, Walt es absuelto en parte de sus crímenes del pasado.



Otro tema importante tratado en la película es el de la religión. De hecho la película comienza en una iglesia católica. Pero Kowalski no es un personaje creyente, de hecho afirma que solamente asistía a la iglesia para satisfacer a su difunta esposa. Las contestaciones que da al cura, el padre Janovich, no dejan lugar a dudas: Walt no cree ni en la Iglesia, ni en curas ni en confesiones. El mensaje es claro: la Iglesia no puede ofrecer la salvación.

Otros temas tratados en la película son la naturaleza del ser humano, la decadencia de la sociedad actual o la vejez. 

SÉPTIMO ARTE EN ESTADO PURO

La sencillez es la base sobre la que se asienta Gran Torino. Es una película simple pero que consigue un resultado asombroso. En primer lugar, el guión a pesar de haber sido escrito de forma independiente por Nick Schenk se adapta perfectamente a la figura de Eastwood, como si hubiera sido creado específicamente para él. Por su parte, entre el equipo cabe destacar especialmente el trabajo de puesta en escena y fotografía llevado a cabo por Tom Stern. Los colores fríos y los escenarios oscuros nos trasladan al mundo en que vive Walt: un mundo dramático y gris donde el pasado acecha e impide disfrutar del presente. Estos escenarios iban a ser rodados en un principio en un barrio a las afueras de Minneapolis, pero finalmente se decidió que las localizaciones debían ser en Detroit, Michigan, ya que es conocida como la “ciudad del motor” y por su estado actual de decadencia. La historia se desarrolla en el vecindario Highland Park, un lugar real que solía ser habitado por familias dedicadas a la industria automovilística, lo que contribuye a que el realismo de las localizaciones sea extremo. Además en la película participaron asesores hmong, encargados del diseño general y del vestuario de los personajes pertenecientes a dicha etnia. Esto permitió aportar un toque único y personal al proyecto.

En cuanto a las interpretaciones, son destacables principalmente la del propio Eastwood en su papel de eterno tipo duro, y la de Bee Vang (Thao). Otras actuaciones notables son la de Christopher Carley (Padre Janovich) y John Carroll Lynch (el barbero de Walt), que tiene un papel corto pero muy importante a la hora de educar y adaptar a Thao a las costumbres americanas.

Los personajes que ha interpretado Eastwood a lo largo de los años han creado un mito del cine: el del personaje duro y solitario que busca el bien y se enfrenta sin miedo a su adversario, la representación del mal. Este personaje aparece de nuevo en Gran Torino: Walt Kowalski es un tipo duro, regio, sobrio y férreo, muy conservador y de ideas firmes.

La banda sonora es por lo general oscura y sombría, e incluye algunos temas de rap hmong y latino como forma de integrar a los personajes que habitan el barrio en la historia.

GRAN TORINO: HISTORIA DE UNA SALVACIÓN

Gran Torino es la historia de la salvación de Walt Kowalski. Gracias a la transformación vivida por el protagonista el pasado deja de ser un tormento. Walt pasa de viejo malhumorado a héroe, de cascarrabias a ídolo. Los diálogos nos clavan a la butaca, el ambiente de la película nos envuelve al máximo y el final inesperado provoca un torbellino de sensaciones en nuestra mente.


En definitiva, Gran Torino supone una joya más en el cine de Clint Eastwood, otra vuelta de tuerca a todo lo hecho anteriormente por el director y un nuevo triunfo para el cine norteamericano.


viernes, 10 de mayo de 2013

LA CLASE

FICHA TÉCNICA

Título original: Entre les murs
Año: 2008
Duración: 128 min.
País: Francia
Director: Laurent Cantet
Guión: François Bégaudeau, Robin Campillo, Laurent Cantet (Libro: François Bégaudeau)
Música: Varios
Fotografía: Pierre Milon
Reparto: François Bégaudeau, Nassim Amrabt, Laura Baquela, Cherif Bounaïdja Rachedi, Juliette Demaille
Productora: Haut et Court
Género: Drama




LA CLASE: EDUCANDO EN ENTORNOS ADVERSOS

La educación es uno de los pilares fundamentales de cualquier sociedad. Sin educación seríamos seres incivilizados, incapaces de distinguir lo correcto de lo incorrecto. La educación nos enseña a tomar decisiones, a crear, a imaginar, a pensar, a reflexionar. Es necesaria para el desarrollo de cualquier individuo, la vida es puro aprendizaje. Pero, ¿hay tarea más difícil que la de educar?


ENTRE LES MURS

El director de La Clase (Entre les murs), Laurent Cantet, conocido por dirigir películas como Recursos humanos (1999), El empleo del tiempo (2001) o Hacia el sur (2005), ha recibido gracias a esta película una muy buena acogida tanto entre público como entre crítica. Es la película por la que se ha hecho conocido a nivel mundial, siendo considerada su mejor obra hasta el momento. Ha resultado ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes e incluso ha llegado a ser nominada al Óscar como mejor película extranjera.

El film está basado en la novela de Françóis Bégaudeau Entre les murs. Como curiosidad cabe resaltar que el mismo autor de la novela participó en la película como guionista y como actor principal, interpretando el papel de profesor. Por su parte el elenco de actores se caracteriza por su juventud e inexperiencia (ninguno de los protagonistas había participado antes en un rodaje).

La clase nos traslada a un instituto de París de comienzos del siglo XXI: un instituto en un barrio marginal de una gran urbe en el que predominan las minorías raciales y los enfrentamientos. ¿Cómo educar en un entorno tan difícil? Los jóvenes no se sienten motivados, no quieren aprender. ¿Cómo animarlos?

Esta premisa temática nos recuerda a una obra maestra del año 1967: Rebelión en las aulas, dirigida por James Clavell y protagonizada por Sidney Poitier. Si en aquel film la acción transcurría en Londres, ahora nos trasladamos a París. Mientras que Sidney Poitier aterrizaba como profesor novato en un instituto, François Bégaudeau es ya un veterano. Aunque entre una película y otra han pasado más de 40 años los temas tratados siguen candentes: la conflictividad en las aulas, la eterna lucha profesor-alumno, el duro proceso de aprendizaje, los problemas de la adolescencia. Constantemente una película nos recuerda a la otra, ambas podrían ser consideradas de visionado obligatorio en las aulas de los institutos.

Es imprescindible remitir también a un clásico del cine francés: Los 400 golpes, dirigida por François Truffaut en 1959. Esta película trata del paso de un joven de la infancia a la edad adulta, el rechazo que siente el protagonista hacia la escuela y hacia su propia familia y la rebeldía e insurrección ante lo establecido. Ya en los años 50 el cine galo ponía de manifiesto los problemas de la adolescencia.

A pesar de lo complicado del tema de la película, el argumento es simple: el escenario es una clase de instituto; y los protagonistas, un profesor que comienza el curso con entusiasmo y ganas de enseñar, y unos 20 o 30 alumnos conflictivos. Poco a poco el profesor va perdiendo la paciencia y sus alumnos dejan de respetarle, lo que acarreará consecuencias negativas.



EDUCACIÓN, ADOLESCENCIA, MULTICULTURALIDAD

El tema en que está basada Entre les murs (tanto la novela como el film), es el de educar en un entorno conflictivo. En un barrio marginal el instituto debería ser la vía de escape para los jóvenes, un lugar en el que sentirse protegidos y útiles. Desgraciadamente para la mayoría no supone más que una pérdida de tiempo. Los profesores tratan de combatir la incultura y la desmotivación de sus alumnos pero a veces pierden la batalla y son ellos los que se sienten frustrados y desmotivados. ¿Quién ganará la guerra? ¿Profesores o alumnos? ¿Educación o incultura?  Al final de curso el profesor pregunta a sus alumnos qué es lo que han aprendido, y es ahí cuando se dan cuenta de que realmente ha merecido la pena el curso, que de cada situación puede sacarse algo positivo o útil.

Otro tema candente en la película es el de la adolescencia, una etapa convulsa, llena de cambios y evolución. Es la etapa en que pasamos de la inocencia de la infancia a la madurez de un adulto. Una etapa difícil para muchos jóvenes, en la que se sienten rechazados e incomprendidos por su entorno. En los últimos años también se ha ido asociando un nuevo concepto en torno a la adolescencia: el pasotismo. Suele decirse que los jóvenes de entre 14 y 15 años no se interesan por nada, y esto aparece reflejado en la película La clase. Se pierde la curiosidad de la infancia, se piensa que ya se sabe todo, no se quiere aprender nada que suponga un mínimo esfuerzo. La indiferencia es algo que se contagia muy fácilmente, por lo que en un instituto marginal lo más probable es que acabes convirtiéndote en un pasota más, sin futuro, sin esperanza.



Por otra parte algo especialmente llamativo es la elección de los personajes: en la clase están representadas casi todas las minorías étnicas: hay antillanos, marroquíes, malienses, chinos…y esto provoca un choque cultural importante. El racismo está presente, existe cierta rivalidad entre los jóvenes que provienen de distintas etnias. Quizá en España no hayamos llegado a los niveles de inmigración de Francia, pero también nos resulta cercano el hecho de ver representadas diferentes razas en una misma aula. Esto puede suponer una ventaja o un inconveniente: la multiculturalidad es algo positivo y enriquecedor pero puede convertirse en un problema si entre los alumnos no hay tolerancia.


LA DELGADA LÍNEA ENTRE FICCIÓN Y DOCUMENTAL

La clase es una película que podríamos clasificar dentro del cinema verité. Esto implica muchos diálogos, muy poca variedad de espacios, poca acción, gran importancia de los personajes y un realismo extremo libre de artificios. A veces el film nos absorbe de tal manera que olvidamos que es pura ficción, como si de un documental se tratara. Los falsos documentales son algo cada vez más extendido en el mundo del cine; en los últimos tiempos se han puesto de moda este tipo de películas. Un ejemplo muy exitoso lo supone la película REC, dirigida en el año 2007 por Jaume Balagueró y Paco Plaza, en la que se vivía un ataque zombi  desde la perspectiva de un equipo de televisión, como si de un reportaje informativo se tratara.


La clase fue rodada con steadycam y cámara al hombro, lo que integra al espectador aún más en la película, haciéndonos partícipes y testigos cercanos de la historia. Casi no hay planos generales, siendo especialmente numerosos los planos medios, primeros planos y planos detalle, lo que le confiere a la película un toque personal e intimista. Por su parte, la iluminación lo que busca es construir espacios realistas y reconocibles por el gran público. La sencillez del vestuario y maquillaje incrementan la sensación de realismo. 


Los intérpretes son la base de la película: un elenco de actores totalmente desconocidos conforman el reparto. El mismo autor de la novela en que está basada la película da vida al personaje principal: el profesor. Este actor escribió la novela a partir de sus propias experiencias y vivencias en un instituto. Interpretarse a sí mismo intensifica el naturalismo y autenticidad. Los alumnos a pesar de su juventud interpretan los papeles con un realismo apabullante, como si improvisaran sobre la marcha. Por momentos parece que la película ha sido rodada con cámara oculta en un instituto real. Se puede afirmar que gracias a la interpretación de los actores el film gana en calidad.

Otro aspecto importante de la película es el espacio. En todo el film no salimos ni una vez del recinto del instituto (la película fue grabada en un centro educativo real). Esto nos oprime, agobiándonos hasta el extremo de equiparar al instituto con una cárcel a la que los jóvenes van como castigo. Haciendo alusión al título original, es como si los protagonistas vivieran encerrados entre los muros del instituto. La convivencia en este espacio es difícil y conflictiva, las peleas y discusiones tienen lugar a diario, pero también hay buenos momentos, de risa, de complicidad, de amistad, de aprendizaje.

En cuanto a la focalización, la película es vista desde la perspectiva del profesor, quien narra sus experiencias en un aula de un instituto real. El film está ordenado cronológicamente, sin flashbacks ni flashforwards.


LA CLASE: REPRESENTANTE DE LA SOCIEDAD FRANCESA

En definitiva, La clase es una película que a pesar de haber sido rodada en un recinto tan pequeño y cerrado y con tan pocos personajes nos da buena muestra de cómo es la sociedad francesa, con sus miedos y preocupaciones. A lo largo de la película aparecen reflejados problemas como la inmigración, el choque multicultural, la falta de educación y la pérdida de valores que vive la sociedad actual en los países desarrollados. La clase es una película necesaria, que trata la realidad de los alumnos olvidados, aquellos cuyo futuro es más incierto. Una película novedosa, modesta, conmovedora y que invita a la reflexión; una pequeña joya del cine francés.